En Argentina el nuevo gobierno se propone cambiar el instrumento de emisión de sufragio, y presentará ante el Congreso un proyecto que buscará reemplazar el arraigado y vigente método de boletas partidarias de papel utilizado para las elecciones nacionales y la mayoría de las provinciales. En esta decisión, habría unánime acuerdo con los distintos sectores. Ahora, si se pregunta por qué razón, todos sostendrán que el actual sistema de votación nacional no resiste una elección más.
Las “boletas partidarias o partidistas”, son susceptibles a las malas prácticas y en algunas instancias casi imposibles de imprimir y distribuir. Para comprenderlo, bastan solo las imágenes que se acompañan. En ellas se puede ver una boleta partidaria de las recientes elecciones 2015, que debido a la particularidad de los comicios, en este caso del distrito Catamarca, sus medidas fueron de 1,20 mts. x 20 cm., determinantes para poder contener las 10 categorías en juego, conforme la normativa. La misma dimensión se replicaba en las boletas de los demás partidos en contienda.
Facilita observar cómo las boletas debían ubicarse en el cuarto oscuro -aula o sala cerrada donde las mismas se colocan a la vista- en una disposición extraordinaria, como en el distrito Misiones, o hasta en el piso, como en el distrito Formosa, para encontrarse “accesibles” a fin de que el elector pueda escoger el voto de su preferencia, colocarlo en un sobre e introducirlo en la urna.
La Cámara Nacional Electoral (CNE) ya en el año 2008 reconocía que “la inconmensurable cantidad de boletas oficializadas generaron una serie de contratiempos que deben inexorablemente conllevar un debate sobre los medios instrumentales que el régimen jurídico establece para canalizar la oferta electoral y ejercer el derecho de sufragio” (cf. Fallos CNE 4072/08).- Esta advertencia pasó a ser una de las más reiteradas en pronunciamientos del Tribunal hasta la fecha, dictados con motivo de los diferentes problemas que ha suscitado el actual sistema de boletas en las últimas cuatro elecciones nacionales[i], con el adicional que en 2015 numerosos conflictos y denuncias de ilícitos cometidos en comicios provinciales proyectaron efectos negativos en los niveles de confianza de la opinión pública sobre la legitimidad de todos los procesos electorales[ii].-
Conforme los términos de la CNE, máxima autoridad electoral del país, la necesidad de la modificación es notoria e imperiosa. Y hoy es el motor principal que impulsa la reforma electoral argentina. Ante este panorama, cabe preguntarse ¿Cuáles de los instrumentos de sufragio conocidos será el adecuado para superar lo que tenemos a nivel nacional?
Tres son los ejes de la reforma electoral presentados por el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda: 1. La implementación de la Boleta Única Electrónica. 2. La conformación de un organismo independiente del Poder Ejecutivo para organizar y controlar los comicios. 3. La simplificación del calendario electoral. Encabeza las prioridades y se plantea para las elecciones legislativas de 2017, la incorporación de la denominada “Boleta Única Electrónica”–BUE-, utilizada en elecciones locales próximas pasadas, en los distritos de Ciudad de Buenos Aires[iii], Salta[iv], parcialmente en Chaco[v] y en municipales de Córdoba, San Luis[vi] y Neuquén.
La BUE es un sistema de votación electrónica -no urna electrónica-, provisto por la empresa argentina MSA-VOTAR[vii], cuya originalidad radica en que la máquina no almacena datos. Es un implemento electrónico con pantalla digital que funciona como impresora en la etapa de emisión del voto en la boleta, y de escrutadora e impresora al momento del conteo, cuya tecnología agiliza el escrutinio. La autoridad de mesa le entrega una BUE, que es un papel acartonado que contiene un chip que grabará el voto. El votante la coloca en la máquina y selecciona digitalmente su elección, entre la oferta electoral, brindada en la pantalla, similar a un cajero automático. Una vez decidido el sufragio e impreso por la máquina, el elector puede verificar su voto mediante un doble control: en la pantalla, acercando el chip al lector y/o revisando lo impreso en la BUE. Luego la BUE se introduce en la urna tradicional. Al momento del conteo se retiran las BUE’s de la urna y la máquina es dispuesta en su función escrutadora. El presidente de mesa aproxima la BUE al lector y la máquina va sumando los votos, como una ticketadora.
Otros sectores, se inclinan por la boleta única en papel, utilizada en el resto de Latinoamérica (con excepción de Uruguay), que también se caracteriza por contener todas las ofertas partidarias y sus diferentes categorías en una sola plancha u hoja de papel (1) o en varias, si el sistema electoral separa las categorías (2). El elector marca con lápiz su preferencia detrás de un biombo, para luego introducir el voto en la/s urna/s. Ambos instrumentos son usados en el país, también para elecciones provinciales, el primero en Córdoba[viii] y municipales de Rio Negro (Bariloche) y el segundo, en Santa Fe[ix]. En muchos casos ya ha presentado inconvenientes por sus dimensiones. A nivel nacional se utiliza hace tiempo para el ejercicio del voto de residentes en el exterior y privados de libertad.
En IDEMOE[x] realizamos la observación electoral e informes de cada uno de estos comicios, con especial atención a los diferentes sistemas electorales y de emisión de sufragio utilizados en cada provincia o ciudad, como también a nivel nacional, lo que nos permite hacer algunas distinciones y análisis.
La boleta única, sea en papel o electrónica, se diferencia de la boleta partidista o“múltiple” principalmente porque corresponde una sola boleta por elector o juego de boletas en caso de categorías separadas, y es brindada por la autoridad de mesa al momento de votar, mientras que la “múltiple” es suministrada por los partidos. La boleta única, asegura que el votante tendrá acceso a todas las agrupaciones políticas oficializadas y, a la vez los candidatos se benefician porque estarán siempre y en igualdad de condiciones, hecho que se ve disminuido con la boleta partidaria, cuando, excepcionalmente, se acaban o son sustraídas del cuarto oscuro.
Algunos refieren a que con la papeleta o boleta única se supera la “lista sabana”, confundiendo la acepción con la lista cerrada y bloqueada (sábana vertical) que es la establecida por la ley para las categorías legislativas y que no se supera con el cambio de instrumento de votación, sino incorporando el voto preferencial[xi]. También es confundida, y mencionada como “boleta sábana” (sábana horizontal), que es la que se obtiene adhiriendo las categorías, con lo que se genera el efecto “arrastre”, salvo que elector corte las categorías en la boleta partidaria, vote por categoría en la BUE o en la boleta única de Córdoba, que en su diseño tiene “pegadas” las categorías, por partido en forma correlativa. El único instrumento que separa las categorías al estilo mexicano, que fragmenta la direccionalidad partidaria, y genera voto cruzado[xii] es la boleta de Santa Fe. En la boleta única de papel el elector no tiene a la vista la lista completa de candidatos, los cuales están generalmente en afiches en los alrededores del recinto. En la boleta partidaria y en la BUE se tienen a la vista la totalidad de los candidatos que integran la lista. Todos estos instrumentos, sin excepción, necesitan de fiscales.
En Argentina, alrededor del 30% del padrón nacional ha experimentado en su elecciones locales sistemas de votación diferentes a la acostumbrada boleta partidaria. La implementación y los costos de los nuevos instrumentos de emisión de sufragio no han sido impedimentos a nivel provincial y municipal.
Considerando que tanto a nivel nacional como subnacional, coexisten sistemas electorales diferentes implementados con diversos sistemas de votación, que cuentan con elecciones obligatorias primarias, como generales y de doble vuelta, que permiten una enorme oferta de candidaturas y que a su vez, admiten elecciones simultáneas, el real desafío será incorporar en una boleta única de papel o en una pantalla electrónica, esa gran cantidad de categorías y candidatos respetando cada ordenamiento electoral.
Esto se extrema más aún cuando entra en consideración otros de los ejes de la reforma: la unificación del calendario electoral o simplificación del mismo con el objetivo de disminuir el impacto de la dispersión y multiplicidad de elecciones. En 2015 hubo elecciones en 30 domingos de los 52 del año, debiendo el ciudadano acudir a las urnas hasta 6 veces en varias provincias y las autoridades de mesa a cumplir su deber, además de absorber mediáticamente las campañas y los procesos de otros distritos, lo que generó un “stress cívico electoral”.
En el país federal, los 24 distritos electorales argentinos, se han reservado para sí la soberanía en la materia, por lo que pueden determinar las fechas de sus comicios y sus sistemas de selección y votación. Por ello en el pasado año electoral, 13 realizaron sus elecciones estaduales separadas de las elecciones nacionales y 11 las hicieron en forma simultánea. Casi la mitad ya incorporó primarias al proceso comicial. Desandar ese entramado calendario electoral y resumirlo a dos fechas, una para elecciones provinciales y otra para elecciones federales, como se propone, será una ardua labor de consensos especialmente de los legislativos locales. De todas formas habría, en años electorales, al menos 4 elecciones en muchos distritos, y hasta 6 en los que tienen doble vuelta. Entonces, lo que en realidad se estaría reduciendo es asedio multimedial producto de la interminable agenda de procesos comiciales de los diversos distritos que se despliegan de enero a diciembre, durante el año electoral. Este maratónico calendario es padecido por la sociedad en su conjunto, y percibido como monotema, que se prioriza en detrimento de otros que requieren atención. En este sentido, al ser en una misma fecha y separadas de las nacionales, la campaña y el desarrollo de las elecciones provinciales estarán más concentrados en la realidad local y en sus candidatos.
A manera de conclusión, entiendo que más allá del sistema de votación que se acuerde- boleta única en papel o voto electrónico-, hay que atender y analizar si el diseño del sistema electoral está en condiciones de ser contenido en alguno de estos instrumentos, respetando principios del derecho al sufragio activo y pasivo con equidad, y que a su vez, pueda significar una instancia superadora de lo que tenemos respecto a la participación política, votante informado, a la transparencia, a la integridad y el perfeccionamiento de los procesos electorales y de las normas que regulan la representación política, las alianzas y los partidos políticos.
La pretensión de unificar el instrumento de votación, como las fechas de las elecciones, más allá de los impedimentos constitucionales y legales en cada caso, es una iniciativa muy importante y necesaria. También es inescindible de la revisión, adecuación y mejora de las reglas electorales estaduales y nacionales para la selección de candidatos. Allí residirá el reto de incluir más y mejor democracia de ésta reforma política, si de eso se trata.
Silvana Yazbek (@SilvanaYazbek) – Directora Ejecutiva- Instituto de la Democracia y Elecciones –IDEMOE.
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[i]http://www.electoral.gov.ar/pdf/ae100-15.pdf
[ii] http://www.electoral.gov.ar/pdf/ac111-15.pdf
[iii]https://www.eleccionesciudad.gob.ar/simulador/
[iv]http://simulador.electoralsalta.gob.ar/
[v]http://www.electoralchaco.gov.ar/simulador/
[vi]http://www.justiciasanluis.gov.ar/eleccionesmunicipales/?page_id=316
[vii]http://www.votar.com.ar/
[viii]http://www.justiciacordoba.gob.ar/busvisor/
[ix]https://tribunalelectoral.santafe.gov.ar/PortalTribunalElectoral/biblioteca_digital.php
[x] http://idemoe.org/
[xi] En Argentina el voto preferencial, se ha incorporado en forma no obligatoria en elecciones municipales del ciudad de Córdoba, provincia homónima y en locales de Tierra del Fuego, que tienen sistemas de preferencia y tachas. Son poco usadas por el elector.
[xii] En el distrito Tierra del Fuego, hay un sistema de la boleta partidaria, cuyas categorías se encuentran separadas previamente.
fuente : http://idemoe.org/reforma-electoral-en-argentina-boleta-unica-en-papel-o-electronica/